Philippe Marlière. ¿Podrías hacer una presentación de Syriza: cuándo y cómo nació esta coalición de partidos de izquierda radical?
Stathis Kuvelakis. Syriza se constituyó como alianza electoral entre varias formaciones en 2004. Sus principales componentes son, por un lado, Synaspismos, la Coalición de la Izquierda (que ahora se denomina Coalición de la Izquierda, de los Movimientos y de la Ecología), que es el partido de Alexis Tsipras, constituida a su vez en 1991; este partido surgió de sucesivas escisiones del movimiento comunista. Por otro lado, en Syriza participan otras formaciones mucho más pequeñas, algunas de ellas procedentes de la extrema izquierda griega clásica. Se trata en particular de la Organización Comunista de Grecia (KOE), la principal organización maoísta griega, que es el segundo componente en términos de peso numérico en el seno de Syriza; este partido sacó tres diputados en las elecciones de mayo de 2012. Es el mismo caso de la Izquierda Obrera Internacionalista (DEA), de tradición trotskista, así como de otros grupos procedentes en su mayoría de la matriz comunista: en particular, la Izquierda Comunista Ecológica y Renovadora (AKOA), escindida del antiguo Partido Comunista Griego del Interior.
La coalición Syriza se constituye en 2004 y obtiene unos resultados electorales que cabe calificar al principio de modestos. Sin embargo, consigue entrar en el Parlamento al sobrepasar la barrera del 3% que Synaspismos no había logrado superar en el pasado.
Syriza es el resultado de un proceso de recomposición relativamente complejo en el seno de la izquierda radical griega. Esta izquierda radical está dividida desde 1968 en dos polos. El primero es el Partido Comunista Griego (KKE), que sufrió dos escisiones: una en 1968, durante la dictadura de los coroneles, que dio nacimiento al Partido Comunista Griego del interior (KKE esotérikou), de inspiración “eurocomunista”, y otra en 1991, tras el hundimiento de la URSS. Lo que quedó tras estas dos escisiones es un partido particularmente tradicionalista, aferrado a la matriz estalinista, que se endureció tras la escisión de 1991; es un partido que se reconstruirá sobre una base tan combativa como sectaria. Logra conquistar una fuerza militante relativamente importante en sectores obreros y populares, así como entre los jóvenes, particularmente en las universidades. El otro polo, Synaspismos, se amplía en 2004 construyéndose alrededor de Syriza, que procede de la fusión de dos escisiones surgidas de la matriz comunista.
Synaspismos ha experimentado una evolución notable en el curso de su historia. Al comienzo de los años 1990, fue un partido que votaba a favor del tratado de Maastricht, que se situaba en el marco de una izquierda moderada en su orientación mayoritaria. Pero era también un partido heterogéneo, compuesto de corrientes distintas. Luchas internas muy vivas oponían a su ala izquierda con su ala derecha. Por etapas sucesivas, el ala derecha iba a perder su control. La constitución de Syriza sellaría el giro de izquierdas de Synaspismos. Synaspismos ha hecho ahora la autocrítica de su posición hacia el tratado de Maastricht y luchó con fuerza, como todas las formaciones de la izquierda radical europea, contra el tratado constitucional europeo de 2005.
¿Qué influencia tiene la tradición comunista en el seno de Synaspismos?
Esta componente comunista es claramente mayoritaria. Salió del ala que estuvo marcada por el eurocomunismo y que se abrió desde los años 1970 a los nuevos movimientos sociales. Ha sabido así renovar sus referencias organizativas y teóricas, añadiendo a la matriz comunista, las tradiciones de las nuevas radicalidades. Es un partido que está cómodo en los movimientos feministas, las movilizaciones de los jóvenes, las corrientes altermundialistas, el antirracismo, las corrientes LGTB, a la vez que tiene una intervención bastante importante en el movimiento sindical. Señalemos que la estructura de cuadros y de militantes del partido está constituida de capas asalariadas con nivel educativo, de personas “con diplomas”. Es un electorado muy urbano, y es un partido que está muy implantado entre los intelectuales. Hasta muy recientemente, Synaspismos tenía la mayoría absoluta en el seno del sindicato de enseñantes de la educación superior, al contrario del KKE que, por su parte, ha perdido toda relación privilegiada con los medios intelectuales. En cuanto a su dirección, lleva igualmente la huella de la matriz comunista. A pesar de su juventud, el propio Alexis Tsipras comenzó a militar en la organización de juventud del KKE a comienzos de los años 1990. Los cuadros y los dirigentes más antiguos ha militado a menudo juntos en la clandestinidad, han conocido las prisiones y los campos de deportación. Debido a esto, hay una atmósfera de guerra fraticida y una cultura de división profunda en el interior de la izquierda radical griega que está actualmente mantenida de forma unilateral por el KKE que considera que Synaspismos, y luego Syriza, son “traidores” y constituyen, por consiguiente, “el enemigo principal”. Es la razón por la cual el KKE se ha negado a reunirse con Syriza en el marco de los contactos bilaterales que Syriza ha tenido con la casi totalidad de los partidos representados en el parlamento, cuando a Syriza le correspondió el encargo de formar un gobierno en mayo 2012.
¿Cómo explicas la intransigencia del KKE? ¿Debido al desacuerdo sobre la cuestión europea?
Las divergencias sobre Europa no explican todo. Sobre la cuestión europea, en realidad, las posiciones de los dos partidos se han acercado mucho estos últimos tiempos porque Syriza y Synaspismos tienen una actitud cada vez más crítica respecto a la Unión Europea (UE). El KKE ha sido siempre un partido muy hostil respecto a la UE, pero en estos momentos no focaliza su posición sobre la cuestión de la salida de la UE o de la zona euro. Lo que plantea son objetivos que se podrían calificar de directamente anticapitalistas, exigiendo al abolición del capitalismo como solución a los problemas inmediatos de la situación. El KKE prosigue una línea bastante izquierdista, en el plano de su retórica, pero que permite justificar una posición aislacionista y sectario.
¿Cómo calificas la línea de Syriza? ¿Dirías igualmente que la coalición prosigue una línea anticapitalista o inscribe su acción en un planteamiento más gradual, más reformista?
Syriza tiene una línea claramente anticapitalista, y se distingue muy claramente de la socialdemocracia. Es un aspecto tanto más importante en la medida que, en el pasado, importantes luchas en el seno de Synaspismos opusieron a corrientes favorables a una alianza con la socialdemocracia a otras corrientes que eran hostiles a todo acuerdo o a toda coalición a cualquier nivel, incluso a nivel local, o incluso en el movimiento sindical. El ala “socialdemócrata” de Synaspismos perdió el control del partido en 2004 cuando Alekos Alavanos fue elegido su presidente. Este ala derecha, dirigida por Fotis Kuvelis, acabó por abandonar Synaspismos y constituyó otro partido, la Izquierda Democrática (DIMAR); una formación que se presenta como intermediaria entre el PASOK y la izquierda radical. Syriza es pues una coalición anticapitalista que aborda la cuestión del poder poniendo el acento en una dialéctica de alianzas, de conquistas y de éxitos electorales, y de movilización por abajo y de luchas. Syriza y Synaspismos se presentan como partidos de lucha de clases, formaciones que representan intereses de clase específicos y que se conciben como partidos portadores de un antagonismo fundamental en relación al sistema actual. De ahí el título de “Syriza”: la “coalición de la izquierda radical”. Esta reivindicación de “radicalidad” es un elemento extremadamente fuerte del partido. Cuando el ala izquierda logró la mayoría en 2004, una de las primeras modificaciones que hizo a los estatutos del partido era la reivindicación explícita de la filiación al movimiento revolucionario y comunista griego, y a la herencia de la revolución de Octubre.
¿Cuáles son las correlaciones de fuerza en el plano militante en el seno de Syriza, y cuantos militantes hay en las formaciones que componen la coalición?
Synaspismos tiene unos 16 000 miembros. La Organización Comunista de Grecia, maoísta, debe tener entre 1 000 y 1 500 militantes y hay poco más o menos en la Izquierda Comunista Renovadora y Ecológica. Synaspismos es un partido que ha conocido una evolución, en sus prácticas y sus formas de organización, que van a la par con las evoluciones que ha conocido su posicionamiento ideológico. Tradicionalmente, Synaspismos era un partido poco militante, que comprendía muchos “notables” y que tenía una práctica esencialmente electoralista. Se ha observado una evolución considerable de la sustancia organizativa y militante del partido a dos niveles. Primero, un “ala joven” muy dinámica se ha desarrollado a través de los movimientos altermundialistas y antirracistas. Esto ha permitido al partido reforzar su presencia entre las capas jóvenes, particularmente en medio estudiantil en que era tradicionalmente débil. Su organización de juventud cuenta con varios miles de miembros en el momento actual. Son los cuadros salidos de esta juventud los que forman una buena parte del entorno cercano de Alexis Tsipras en el momento actual. Esta juventud se caracteriza por un gran radicalismo ideológico y se presenta a sí misma como de una afiliación marxista, de obediencia althuseriana, en su mayor parte. En segundo lugar, los sindicalistas en el seno de Synaspismos se han afirmado a partir de los años 2000 como el punto de anclaje de su ala izquierda. En gran medida proveniente del KKE, este ala izquierda representa una corriente más obrera, que está en posiciones de tipo lucha de clases relativamente tradicionales y muy críticas en relación a la UE. Esos dos elementos, así como la ruptura de toda iniciativa de alianza con el PASOK, han conllevado una transformación de Synaspismos, que le ha permitido impulsar y sumarse a la recomposición que tenía lugar en el seno de Syriza. Esto no quiere decir que no existan actualmente corrientes más moderadas en el seno del partido, particularmente alrededor de la figura de referencia en materia económica, Yanis Dragasakis, y de ciertos cuadros antes cercanos a Fotis Kuvelis que se negaron a seguirle cuando abandonó el partido. Tras las elecciones del 6 de mayo, estas corrientes han hecho oír su diferencia, en particular sugiriendo que no hubiera denuncia unilateral del Memorándum, y por tanto línea de confrontación con la Troika. Pero han tenido que ceder sobre ese punto fundamental. Parece evidente en cualquier caso que esas contradicciones van a resurgir si Syriza accede a las responsabilidades gubernamentales.
Has dicho que Syriza tenía hasta ahora un anclaje militante y electoral esencialmente urbano. ¿Ha cambiado mucho esta tendencia por el avance electoral de Syriza en las legislativas de mayo 2012, que ha permitido a Syriza convertirse en el segundo partido griego con el 16,7% de los votos, por delante del PASOK?
Completamente. Es esencial comprender la sociología del voto del 6 de mayo de 2012. La transformación cualitativa es tan sísmica como el salto cuantitativo. Un partido que oscilaba entre el 5% y el 6% de los votos estos últimos años ha pasado al 16,7% de los votos. Hoy, los sondeos le acreditan de más del 20% -algunos le dan incluso más del 30% de los votos. Lo que ha ocurrido el 6 de mayo es relativamente fácil de analizar: es esencialmente un voto de clase. El electorado popular asalariado de los grandes centros urbanos que votaba de forma mayoritaria por el PASOK se ha transferido de golpe hacia Syriza. Synaspismos es el primer partido en el gran Atenas, en el que vive cerca de la mitad de la población griega, así como en todos los grandes centros urbanos del país. Alcanza sus mejores resultados en los barrios obreros y populares que eran los bastiones del PASOK, pero también del KKE. En esas zonas electorales, el KKE empieza su declive que va a acentuarse, como indican los sondeos, para las elecciones de junio. Se observa una transferencia de votos del KKE hacia Syriza. Es un voto popular, pero también un voto de las capas asalariadas instruidas, y es un voto de activos. Syriza tiene un resultado equivalente a su media nacional entre los 18-24 años , y entre los 24-30 años. Pero consigue un resultado superior a su media nacional entre las poblaciones que forman el corazón de la población activa (más de 30 años). Los resultados más débiles están entre los inactivos, la población en las zonas rurales (entre ellas el campesinado), los jubilados, las amas de casa, las profesiones liberales y los independientes. La dinámica de Syriza se basa pues en un voto de clase de los asalariados, incluyendo sus franjas superiores, de las capas populares, y de los parados de los grandes centros urbanos de Grecia.
¿En qué medida el voto por Syriza es un voto de los asalariados del sector público?
La sociología electoral indica que Syriza recibe el 24% de los votos de los asalariados del sector público y el 22,5% de los asalariados del privado; resultados poco más o menos similares, con una ligera ventaja para los asalariados del sector público. Pero sus mejores resultados están en la segunda circunscripción del Pireo -una gran circunscripción industrial y obrera- así como en el norte de Grecia, en el departamento de Xanthi, en el seno de la población de mayoría musulmana turcófona; allí ha sido elegido un diputado de Syriza, proveniente de la minoría musulmana turcófona.
Por primera vez en Europa desde la posguerra, un partido de la izquierda radical ha superado en las urnas al partido representante de la socialdemocracia. Es una superación debida a la subida impresionante de Syriza, pero también al hundimiento del voto a favor del PASOK. ¿Piensas que esta superación es duradera?
La terapia de choque que ha sido aplicada en Grecia ha provocado los mismos resultados políticos que en los demás países en los que ha sido aplicada. El antiguo sistema político se ha hundido. Los dos partidos principales se han visto afectados: el PASOK, pero también, en una menor medida, la Nueva Democracia que ha perdido el 20% de sus votos, lo que constituye el peor resultado para un partido de derechas desde que Grecia existe como estado independiente. En realidad, el hundimiento cualitativo del PASOK es aún superior a lo que indican las cifras a nivel nacional. En los grandes centros urbanos, el PASOK llega en sexta o séptima posición. En la mayor parte de los barrios populares que antes eran sus bastiones le adelanta Amanecer Dorado, el partido neonazi. Su resultado entre la gente de 18-24 años alcanza el 2,6%. La mayor parte de su electorado (13,4% de los votos) está constituida de jubilados y habitantes de las zonas rurales y de las pequeñas ciudades de provincias. Los sondeos sobre las intenciones de voto en las elecciones del 17 de junio muestran que esta tendencia va a seguir ampliándose.
Se puede decir que hoy el PASOK es un partido totalmente desacreditado a ojos de los griegos…
El partido está enteramente destruido. No reagrupa en realidad más que los residuos de las antiguas redes del partido-estado. Los dos partidos que han ocupado sucesivamente el poder desde la caída de los coroneles eran partidos de masas, pero también partidos-estado, es decir partidos extremadamente ligados al estado, y a la distribución de recursos obtenidos gracias al acceso al aparato del estado. El PASOK y la Nueva Democracia tenían prácticas clientelistas, que no eran ya exactamente las de notables a la antigua, en la medida en que estaban aseguradas por aparatos burocráticos incluyendo en el aparato sindical. La Nueva Democracia era en efecto un “partido popular de derechas”, un Volkspartei comparable a la democracia cristiana alemana que contaba con un ala sindical relativamente sustancial.
Quería insistir en la posición de Syriza respecto a la pertenencia de Grecia a la zona euro e incluso a la UE. ¿Qué quiere verdaderamente en este plano?
Hay dos niveles de análisis. Hay un primer nivel, el más aparente: se puede primero decir que la posición de Syriza en relación a Europa es similar a la del Frente de Izquierdas, Die Linke o de las demás componentes del Partido de la Izquierda Europea, es decir una oposición a la Europa neoliberal y un llamamiento a su transformación desde el interior, que pasa por una ruptura con los tratados fundadores de Maastricht y de Lisboa, y de su reemplazo por nuevos tratados en ruptura con el neoliberalismo. Hay un segundo nivel de análisis que pone el acento en la inflexión de la posición de Syriza desde hace algunos meses, incluso casi desde hace unas semanas. Syriza pone en el corazón de su discurso la denuncia del Memorándum e insiste en que el primer acto que tomará si llega a formar el próximo gobierno, será su derogación. Para Syriza, es un punto que no es negociable, cualesquiera que sean las consecuencias que ello pueda acarrear.
Syriza denuncia el dilema entre la prosecución del Memorándum y la salida del euro que conduzca a una vuelta al dracma. Es la forma según la cual los medios griegos, los principales partidos y los gobiernos europeos presentan la situación. Syriza rechaza este tipo de chantaje. Cualesquiera que sean las consecuencias, Syriza no retrocederá y rechazará toda prosecución de la vigencia del Memorándum. Paradójicamente, a la inversa de la ley que querría que la pendiente hacia la moderación sea irresistible cuando uno se acerca al poder, esta posición se ha precisado al precio de vivos debates internos que han seguido a los resultados del 6 de mayo, a medida que Syriza ha aparecido llevada por una dinámica electoral mayoritaria.
Tsipras ha presentado la hoja de ruta de Syriza de forma extremadamente clara. Primer acto: derogación inmediata del Memorándum por vía legislativa, que suprimirá por tanto el conjunto de los dispositivos de aplicación de los dos Memorándums. Segundo acto: demanda de renegociación de la deuda pública griega en el marco europeo. Si hay un rechazo de la UE o si hay una ruptura de la financiación de Grecia por el BCE, un gobierno Syriza interrumpiría de forma unilateral el pago de la deuda. Implícitamente, incluso si no lo dicen públicamente, se puede pensar que los dirigentes de Syriza saben que habría en este caso una salida de facto del euro, pero insisten en no presentar esto como un objetivo o como su propia decisión. El cese del pago de la devolución de la deuda no será pues anunciada de entrada, sino que es un arma en caso de rechazo de renegociación del Memorándum con el objetivo de anular la deuda en su mayor parte. Si los gobiernos europeos ponen una barrera al objetivo de Syriza que apunta a obtener la anulación parcial de la deuda, la idea de un plan B –es decir la salida de la zona euro- ganará terreno.
El éxito político y electoral de Syriza se explica justamente por el hecho de que este partido se ha opuesto de entrada al Memorándum y a la terapia de choque de austeridad. El partido, de forma concreta y práctica, ha sabido implicarse en los movimientos sociales y las acciones colectivas que se han desarrollado estos últimos años en Grecia. Syriza lo ha hecho respetando la autonomía de esos movimientos, incluyendo las formas más espontáneas y nuevas de las movilizaciones. Por ejemplo, ha apoyado al movimiento de ocupación de las plazas que hemos visto en la pasada primavera, cuando el KKE ha denunciado ese movimiento, diciendo que era “antipolítico” y que estaba dominado por elementos pequeñoburgueses. Es un partido que ha trabajado mucho también en las redes de solidaridad a escala local para hacer frente al traumatismo de la crisis civil y de sus efectos concretos en la vida cotidiana de las poblaciones. Es también una formación que posee suficiente visibilidad en las instituciones como para aparecer capaz de transformar la correlación de fuerzas a nivel de la vida política nacional. Dicho esto, Syriza no ha despegado en los sondeos más que durante las últimas semanas de la campaña. El verdadero despegue se ha hecho en el preciso momento en que Tsipras ha focalizado su discurso en el tema: “Un gobierno de izquierdas anti austeridad ahora”, presentándolo como una oferta abierta de alianza con el KKE, las fuerzas de la extrema izquierda, de la izquierda parlamentaria, y con las pequeñas formaciones disidentes del PASOK. Es esto lo que ha cambiado literalmente el curso de la campaña electoral y reorientado su agenda. A partir de ahí, el conjunto de los partidos políticos han debido situarse en relación a la propuesta de Syriza, que ha aparecido como una perspectiva política concreta, al alcance de la mano, que permitiría poner fin al yugo del Memorándum y de la troika.
Es un discurso muy unitario hacia la izquierda…
Totalmente. Syriza es particularmente creíble para defender este tipo de enfoque a causa de sus prácticas en el movimiento social, pero también a causa de su forma de frente político, y de una práctica de coexistencia entre culturas políticas diferentes en el seno mismo de Syriza. Para responder a tu pregunta, diría que Syriza es un partido híbrido, un partido síntesis, a caballo entre la tradición que viene del movimiento comunista griego y de las nuevas radicalidades, tal como han aparecido en el nuevo período.
¿Cómo es percibido Alexis Tsipras en Grecia?
El aspecto principal de la imagen de Tsipras, es su edad: es joven. Pero en la composición de sus cuadros y de sus grupos dirigentes, la izquierda radical griega está aún dominada por la generación que ronda la sesentena, o que la ha superado, y que goza de la aureola del prestigio de la lucha contra la dictadura de los coroneles. Alekos Alavanos, el antiguo presidente de Synaspismos, organizó el paso de poderes a Tsipras para marcar una ruptura con esta especie de esclerosis generacional que marca a la izquierda radical griega. Era un gesto de un gran voluntarismo político. Tsipras es popular pues, antes de ser elegido a la cabeza de Synaspismos, había dirigido la lista del partido en las elecciones municipales en Atenas. Alexis Tsipras no es exactamente un tribuno carismático. No es un mal orador, pero no tiene ciertamente la eficacia de tribuno de un George Galloway o de un Jean-Luc Mélenchon. Ha cometido también errores, en particular subestimando al comienzo –como una gran parte de la izquierda radical- la gravedad de la crisis y la cuestión de la deuda pública como justificativo de la puesta en pie de políticas de austeridad. Apareció bastante superado por los acontecimientos. Luego ha desarrollado un estilo duro en el parlamento; de oposición al gobierno del PASOK y a Papandreu, en particular. Ha mejorado entonces su perfil de tribuno. Lo que le ha permitido despegar, ha sido su propuesta de un gobierno de unidad de la izquierda radical y de todas las fuerzas anti austeridad, hace algunas semanas. Ha hecho evolucionar la imagen, ayer aún dominante en la sociedad griega, de una izquierda radical percibida como una fuerza estimable, íntegra, útil en los movimientos sociales pero que no intenta asumir la tarea histórica de ofrecer una salida a la crisis. Es una conmoción considerable para una izquierda radical aún traumatizada por la derrota del comunismo del siglo precedente. Ésta quiere hoy romper con una postura de eterna minoría; la que remite a una fuerza condenada a no hacer más que “resistencia”.
No hay actualmente ninguna relación entre Syriza y el Pasok…
Fuera de Grecia, se puede difícilmente imaginar el abismo que separa al PASOK, no solo de la izquierda radical, sino también de la sociedad griega. Desde los años 1990 para el KKE y desde mediados de los años 2000 para Syriza, no hay ninguna alianza que sea posible o deseable entre el PASOK y el resto de la izquierda radical, al nivel que sea.
Si existe un tal cordón sanitario alrededor del PASOK, es que ese partido no es ya considerado como un partido de izquierdas por las demás formaciones de la izquierda griega…
Hay una especificidad de lenguaje que hay que tener presente. Hasta 1974, no había partido socialista en Grecia. En el léxico político griego, cuando un griego dice: “Soy de izquierdas”, quiere decir: “Estoy a la izquierda del PASOK”. Por otra parte, el PASOK no se ha considerado jamás como un partido de izquierdas en el sentido griego del término. La izquierda en Grecia remite a la tradición comunista, en el sentido amplio del término. Esto excluye la socialdemocracia de tipo PASOK.
Bloomsbury, Londres, 22/05/2012
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